La Vanguardia
En la habitación del sueño Iván Redondo
26/06/2023 00:30 Actualizado a 26/06/2023 10:48
Todos los campeones de boxeo han conocido alguna vez esta habitación. Allí es donde Mickey le dice a Rocky en las pelis: “¡Levántate hijo de puta!” Comienza la pelea, flotas como una mariposa, aguijoneas como una abeja, bailas, bailas y, de repente, zas, estás a la puertas de la “habitación del sueño”, como diría el gran Jaime Ugarte. Ojo con eso: estás encerrado en un cuarto sin puerta, con un candado sin llave en tu mano, porque es de combinación. ¿Cuál? No la conoces. Y allí los minutos son segundos y si ni sientes los segundos, es que ya estás ko. Pues bien, a falta de cuatro semanas para el 23J, PP, PSOE, Vox y Sumar habitan en este aposento. Sin saberlo. Y, claro, entre sueño y sueños surgen los monstruos.
Comencemos por Alberto Núñez Feijóo. A su campaña le falta contenido político, poso, contexto e ilusión. En unos pocos años la sociedad española ha vivido una pandemia, un asalto al Capitolio estadounidense, una guerra en Europa y este fin de semana han visto a una empresa de mercenarios tomando ciudades rusas y dirigiéndose a Moscú. No es precisamente un verano azul. Hay miedo y hondo malestar. Y el antisanchismo le permitirá alcanzar los 8 millones de votos y los 140 escaños, pero si quiere el entorno de los 150, necesita más, incluido unos buenos debates y abandonar el marianismo de nueva generación.
Desde el 2 abril se ha degradado la idea de Yolanda Díaz como primera mujer presidenta
Pedro Sánchez está, por su parte, en pleno ascenso al Mortirolo, donde Miguel Induráin pilló la grossa pajara. Sueña con el “Momento Rubalcaba”, 110 diputados como campamento base para uno, opositar como en 2011 o, quién sabe, dos, esperar acontecimientos. Y aquí es donde el presidente ha cometido el error más importante de su carrera política: convocar contra Feijóo y Yolanda Díaz, renunciando de facto a la aritmética de la Coalición y negándola tres veces como a Irene Montero. Verán en este punto, curiosa ironía, cómo queriendo hacer borrón y cuenta nueva en TV, el crimen no es perfecto y el antisanchismo volverá al final de la campaña como un lengüetazo de víbora a través de una sencilla pregunta: “¿Por qué adelantó las elecciones, señor presidente? Si no era para ganar, ¿acaso para bloquear? ¿Bloqueará?”–le cuestionarán. Ser el 23-J el candidato del bloqueo o pedir el voto para volver a votar no es Manual de Resistencia , sino incidir en lo que te ha hecho antipático y por lo que cristaliza técnicamente el antisanchismo. Volviendo al marco del 2016. Clavado en el Mortirolo.
El adelanto ha provocado además que el 23-J en lugar de “Sánchez o España” se discuta sobre “los pactos PP-Vox”. ¿Es acertado? Este debate no solo está socializando al elector central en el “no es no” a la Coalición y “el no es no” a PP-Vox, sino también en el “no es no” a que vuelva el bloqueo político. El “no es no” reconcentra voto en el PP y genera voto útil del PSOE a los azules. Dejando a Feijóo como única opción de gobierno real al dejar el PSOE en los huesos a su socio Sumar.
Observen: Sumar tiene hoy 2,8 millones de votos y 29 escaños, menos que UP con 35. En las 19 provincias de 2 a 4 diputados, no consigue ni un solo escaño ni la tercera posición. Es más: de los 108 diputados que se reparten en las 29 circunscripciones de 1 a 5, Sumar conseguiría apenas 2, mientras Vox lograría 11 de 39 escaños que obtendría en el total nacional. ¿Qué ha sucedido? Desde el 2 abril se ha degradado la idea de Yolanda Díaz como primera mujer presidenta. El “ticket socialista”, los laberintos envenenados de Magariños y la traca final de un Sumar como sinónimo de “vetar” han situado la tasa de fidelidad de UP a Sumar del 87% al 55%. Sumar no es el Aston Martin porque al coche le falta una pieza: Podemos. Si la vicepresidenta no da un golpe de efecto (puede brillar en los cara a cara), puede acabar en 2,4 millones de votos, bordeando los 20 escaños.
En la habitación del sueño se ve de todo. Por ejemplo, que los presidentes y los candidatos envejecen deprisa cuando no son queridos u olvidados. Solo cuando ilusionan al electorado se les borran las arrugas del cuerpo. El presidente Zapatero lo está reviviendo estos días en sus magníficas entrevistas pro-Coalición. Sanchez debió pensar en Sumar y Yolanda en Podemos hace tiempo y antes del adelanto. Ambos han puesto en bandeja a Feijóo ser el candidato antibloqueo. Y hoy, el concepto “bloqueo” es el clavo del abanico, el elefante, la combinación para salir de la habitación.
Los acuerdos PP+Vox
No es fácil insertar en el pétreo electorado de Vox la ecuación cuando gana el PSOE, pierde Santiago Abascal. Suele suceder al contrario, como la semana pasada en Extremadura. Los socialistas se llevan la presidencia de la Asamblea y con ello pierde el PP, sus militantes y se engorila Vox venciendo en el juego de la culpa. Pero, atención, nadie vota a Vox para no entenderse con los azules. El PP aspira el 23-J, en cualquier escenario, a que la suma de la izquierda sea inferior a su resultado sin Vox. Esto es lo que falla en el caso extremeño pero no tiene por qué fallar en España.
El ojo de halcón
El error del voto masculino en el PSOE
No es cierto que para el PSOE sea más decisivo recuperar el voto masculino que el femenino, como defiende el PSOE caoba. Todas las victorias del coche rojo han estado fundamentadas en un gran voto femenino diferencial. Las ganancias del voto femenino siempre han superado con creces la posición en voto masculino. Si se fijan en la indecisión, el PSOE tiene más mujeres indecisas, con un 12%, que hombres, con un 5,8%. Hay, por lo tanto, más voto femenino en la indecisión, 400.000 electores, que masculino 170.000. Se han ido 350.000 votantes a Sumar. Y la mitad de las transferencias al PP son mujeres.