viernes, 31 de enero de 2025

La II República vino democráticamente y de forma pacífica

 


"¿Ilegal la Republica de 1931? Pero si hubo Proceso Constituyente y se aprobó democráticamente una Constitución. Más legal y democrática que la de este Régimen del 78". A este comentario le contestaron: "Fue un golpe de estado encubierto como la copa de un pino. Parece mentira que digas eso. La República se instauró ilegalmente después de unas elecciones municipales, no generales o referéndum popular y además, no se esperó a ver el resultado final que por cierto, en el cómputo general, ganó la derecha. Es como si dices que el Gobierno de Maduro es legal o la dictadura de Zelenski es muy buena y democrática".

Esta es la pelea de cierta histriografía franquista, filofranquista y neofranquista. ¿Cómo es posible que la izquierda republicana tuviera la suficiente fuerza para lograr que el monarca Alfonso XIII se pirara de España al exilio por unas simples elecciones municipales? ¿Ha ocurrido algo parecido en tiempos modernos?


Existe un estudio muy reciente que la derecha prefiere ignorar, que abarca toda la geografía española sobre las lecciones que trajeron la II República. El Germinal Español, de Francisco Sánchez Pérez, y que desmonta todas las conspiranollas que hablan de pucherazo, o de que los monárquicos realmente ganaron las elecciones. Efectivamente, se hicieron trampas en las elecciones del 12 de abril del 31, pero las hicieron los propios monárquicos que eran quienes controlaban los colegios electorales. Los pucherazos habitualmente los realizan los gobiernos que están en el poder y no al revés.

En Sevilla capital faltan el dato de algunas secciones donde las mesas no debieron de constituirse y, aunque debía de haberse realizado en ellas probablemente la elección el 14 de abril (como ocurrió por ejemplo en Granada), no parece que llegaran a realizar, no nos consta. Tampoco es que altere esto la victoria republicana en absoluto, muy al contrario en todo caso la reduce, porque de haberse realizado estas elecciones parciales el mismo 14 o tras proclamarse la República, el resultado hubiera aumentado aún más el número de concejales de la CRC [Conjunción Republicano Socialista]. Esto es indudable por lo que sabemos de otras ciudades españolas. La CRS ganó en los diez distritos, sumando 32 concejales (8 socialistas) frente a 18. El resultado fue favorecido por la división monárquica, pues los liberales no admitieron ir con una candidatura en la que estuviera la UMN [Unión Monárquica Nacional]. De haber ido juntos es probable que hubieran ganado en tres distritos (el 1.º, el 5.º y el 7.º), atenuando la derrota pero no evitándola, como en la mayoría de los casos. Los votos lo demuestran: de un total aproximado con nulos incluidos de 75.176 votos las CRS obtuvo 52.331, el 69,61%, frente a 22.748 (30,26%) de los monárquicos todos juntos (incluidos los reformistas, que ya sabemos que no lo eran exactamente, pero que es una aportación más bien escasa). Es decir, más del doble. Aunque no llega a los porcentajes de las capitales catalanas, levantinas o Madrid, es mayor por ejemplo que el de las capitales de Castilla-La Mancha. La situación de las grandes ciudades de la provincia es diferente y muestra la potente red clientelar que existía en el campo sevillano, incluso en ciudades bastante grandes: hay ciudades de más de 10.000 habitantes en las que no se vota o con artículo 29 técnico, en las que los republicanos no ejercen oposición alguna, repartiéndose los monárquicos copos como buenos (por acuerdo) o malos hermanos (con listas diferentes), e incluso algún caso de más de 20.000 habitantes. El Germinal español, Págs. 398 y 399.

En el 49% de las poblaciones españolas no se votaba y se aplicaba directamente el articulo 29 del que habla Francisco Sánchez Pérez. O sea, en el 49% de las poblaciones de España no se desarrolló ningún plebiscito al no haber urnas y ganar las elecciones las candidaturas monárquicas aplicándose el artículo 29. Por tanto, las elecciones del 12 de abril no pueden verse ni mucho menos analizarse como unas elecciones municipales en la actualidad. Aparte de que las redes clientelares caciquiles dominaban los panoramas electorales en la España rural. Por eso Alfonso XIII no tuvo más remedio que reconocer que ya no tenía el amor de su pueblo. Olvídense de que las elecciones las manipuló la izquierda, o de golpe de Estado encubierto, es el cuento de siempre para no reconocer la verdad. Alfonso XIII, sencillamente se quedó sin apoyos, ni Sanjurjo movió un dedo con la Guardia Civil.


El 15 de abril tras la huida a Francia del rey, el ABC publicada un comunicado de Alfonso XIII...

... Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas.

(...) Soy el Rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil...

¿Alguien que hubiera ganado las elecciones se hubiera autoexiliado en Francia? Obviamente no. ¿Cómo sabía el monarca que no tenía el amor de su pueblo? El rey declaraba dos cosas muy importantes. Reconocía haber perdido el apoyo popular, y decidía marcharse para no "lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil". Lo primero era totalmente cierto, y lo segundo era un ejercicio de nauseabundo cinismo. ¿Quién iba a armar al pueblo para luchar contra la monarquía? 

En el régimen del 78 no se votaron por unas cortes constituyentes, como en las primeras elecciones durante la II República, pero sí se votó la aprobación de la Constitución, algo que no se hizo en el periodo republicano. Con lo cual, aunque moleste reconocerlo, el referéndum para aprobar la Constitución del 78 dio legitimidad al régimen monárquico. 

Y en Ucrania para legitimar al Gobierno, se necesitarían de una elecciones nuevas, pues ha caducado el mandato de Zelenski. Pero es cierto que una guerra contra un invasor extranjero no es el mejor escenario para unas elecciones presidenciales, ni para que prevalezca una democracia tal y como la conocemos en Occidente. Edmundo Gonález, por mucho que se vaya autoproclamándo por ahí como presidente de Venezuela, no ha ganado las elecciones, porque las actas que han subido a Internet eran más falsas que la historiografía franquista. Lo comprobó un servidor tras varios días revisando aquel burdo montaje en la web de la oposición antichavista, y lo han corroborado otros investigadores. Y no soy chavista, ni soporto a Zelenski, aunque soporto mucho menos a Putin.