domingo, 3 de abril de 2016

Vozpópuli contra la socialdemocracia


Que la mayoría de la prensa escrita y digital es de derechas puede quedar poca  duda, quien lo dude es que es más de derechas que Blas Piñar. En Vópupuli el periodista Jesús Cacho carga contra el Gobierno de Rajoy al que tacha de socialdemocrata:
Es una proporción que aclara muchas cosas sobre el sustrato ideológico de un partido [Partido Popular] que no tiene nada de liberal, con una inclinación vergonzantemente socialdemócrata, reacia a meterle mano al componente estructural del gasto público. Mera cosmética. Fueron los economistas Alberto Alesina y Silvia Ardagna, de la Universidad de Harvard, quienes en 1998 publicaron un trabajo (Tales of fiscal Adjustments) convertido en canon en materia de ajuste fiscal. Tras estudiar los procesos de consolidación llevados a cabo en los últimos 40 años del siglo pasado en los países de la OCDE, llegaron a la conclusión de que los únicos que tuvieron éxito, saneando las economías y dejándolas en condiciones de crecer con fuerza y crear empleo, fueron aquellos basados en una regla según la cual 2/3 del proceso de ajuste debían ser consecuencia del recorte del gasto público, lo que implica entrar a fondo en las partidas estructurales del gasto, y solo 1/3 consecuencia del aumento de impuestos (y siempre indirectos, nunca directos). Contrariamente a lo que dice el manual keynesiano, las contracciones fiscales expansivas, según ambos autores, implican pues reformas de fondo en la estructura del Estado del Bienestar.

Según deducimos de estas palabras es una vergüenza ser socialdemócrata y lo que prima es ser liberal. El problema viene porque el periodista nombra a dos conocidos gurús del neoliberalismo: Alberto Alesina y Silvia Ardagna. Para Vicenç Navarro (socialdemócrata) estos dos profesores junto a Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff lideran la corriente neoliberal que trata de hacer creer que en los recortes está la salvación de la economía mundial y lideraban  "una estrategia ideológica-mediática que tenía como objetivo hacer creer a la población que tales políticas (recortes y desaparición del Estado del Bienestar) eran las únicas posibles, señalando que no había alternativas". A menudo se confunde neoliberalismo con liberalismo, tal y como hacen la mayoría de los neocons españoles, categoría ésta donde parece encajar Jesús Cacho.

Los economistas neoliberales culpaban al exceso de gasto público de ser el culpable de la crisis y que los países que entraban en recesión eran por haber gastado más de la cuenta. Siguiendo a Vicenç Navarro:
Entre los países que sufrieron la crisis de una manera más acentuada estaban Irlanda y España, que se presentaban como discípulos aventajados de la escuela neoliberal. Cuando la crisis comenzó, ambos países tenían superávit en sus cuentas públicas y su deuda pública era menor que la del promedio de los países de la Eurozona. Es absurdo que se acuse a estos países de haber caído en la crisis por haber gastado demasiado cuando eran los países con el gasto público social por habitante más bajo de la Eurozona, y sus Estados estaban en superávit.

A uno que no es economista le cuesta encontrar la relación entre déficit público y creación de empleo: los empleadores son los que crean empleos y lo único que pueden hacer los Gobiernos , que es lo que están haciendo, es destruir los derechos laborales con agresivas y regresivas reformas en el mundo del trabajo, y conseguir trabajadores asustados y desprotegidos, ante el capital, viajando a un mundo que se acerca muy peligrosamente a la semi-esclavitud  (sueldos cada vez más bajos y exigencias laborales cada vez más altas)

En Francia la reforma laboral del "socialdemócrata" Michelle Hollande ha llevado a la calle a más de 400.000 indignados que protestaban vehementemente contra lo que ellos consideraban un atropello laboral. En España lo único que sabemos hacer es criticar a Venezuela y a Podemos por la redes sociales, no vaya a ser que Pablo Iglesias y toda su troupe "podemita" imitando al "gorila" venezolano (Hugo Chávez)  se carguen todo lo que tenemos hasta ahora (lo que tenemos es una ñorda como un castillo). Vivir para ver.