viernes, 20 de mayo de 2016

Balas de agosto de 1936, o las balas asesinas.


Fernando de la Iglesia es uno de los autores sobre un estudio realizado desde el punto de vista conservador, sobre la Matanza de Badajoz. No en vano la editora Libros Libres, fue la que publicó la primera parte. Estos días acaban de autoeditarse -la dichosa crisis- la 2ª parte. No haremos crítica del libro, porque no lo hemos leído, y de lo que se desconoce es absurdo hablar. A tenor del resultado del primer libro que editaron, creo que tuvimos bastante.

Lo que si podemos hacer es analizar cierta parte de un escrito de Fernando de la Iglesia publicado en su blog personal, y que habla sobre los sucesos acaecidos en Badajoz protagonizados por los golpistas y las fuerzas leales a la II República. Este mismo texto fue publicado en el mismo blog el 23 de marzo de 2014. Por aquella fecha presentaron La columna relámpago, que fue la versión virtual de Balas de Agosto, Badajoz 1936:
A la par de los combates de estos días, que costaron grandes pérdidas, sobre todo entre los defensores, se desató una espiral de asesinatos que parecía no tener fin. Los prisioneros de guerra hechos por los sublevados, que no pertenecían a fuerzas regulares, eran pasados por las armas, así como los que eran acusados de haber participado en los anteriores desmanes y asesinatos de desafectos al Gobierno frentepopulista, lo que a su vez provocaba nuevos asesinatos y venganzas en las poblaciones aún no ocupadas.
Es una forma de justificar la matanza de Badajoz, de manera  suave y disimulada, decir que "Los prisioneros de guerra hechos por los sublevados, que no pertenecían a fuerzas regulares, eran pasados por las armas, así como los que eran acusados de haber participado en los anteriores desmanes y asesinatos de desafectos al Gobierno frentepopulista". ¿ Y porqué decimos esto? muy sencillo: los asesinatos en Badajoz acabaron (lamentablemente) con la vida de 11 personas, cifra que por muy lamentable que sea, no es excesiva, sobre todo si se compara con la gente asesinada por los fascistas. 

La Guardia Civil que se sublevó el 5 de agosto salvó la vida en espera de juicio. Los 300 presos derechistas en la cárcel de Badajoz también salvaron la vida, gracias a los carabineros (que no se habían sublevado). En fin, hablar de que solo se fusilaban, asesinaban, a fuerzas irregulares y a los que eran acusados de haber participado en el "dominio rojo" no se acerca a la realidad. Los militares seguían la lógica del exterminio.

Esas fuerzas "irregulares", podían ser tan irregulares como los golpistas que se habían puesto fuera de la ley. Además, los milicianos contaban con el beneplácito del Gobierno de la II República para defender la plaza de Badajoz: no en vano el coronel Puigdengolas fue enviado para organizar la defensa de la capital pacense. Las milicias formaban parte de un ejército que el Gobierno del Frente Popular se vio obligado a improvisar. Con solo ver las imágenes que grabó René Brut en el cementerio podemos observar a fuerzas "regulares", es decir, a soldados con uniforme, asesinados frente a la tapia del cementerio. 

Los fascistas asesinaron al comandante Vega o al coronel Cantero, los hermanos Pla, concejales, alcaldes (cayeron tres alcaldes en Badajoz), jornaleros camareros, municipales, abogados, amas de casa...

Militares asesinados, es decir fuerzas regulares: Enrique Alonso García, José Cantero Ortega, José Díaz Rodríguez-Salvador, Gabriel Domínguez Oliva, Miguel González Lindo, Elicio González Gragera, Benito Méndez Lemus, Fernando Rastrollo Carballo, Juan Tena Franco, José Vega Rodríguez, Luis Blázquez Sánchez, Salvador Márquez Barona, Francisco Navarro García, Antonio Pastor Palacios, Ladislao Bózquez Pascual, Cabaña Rodríguez, Joaquín Cabezudo Moreno, José Cárdenas García, Fernando Carmona Escobar, Guillermo Castell Moragues, Cándido Collado Morcillo, Diego Díaz Vaquerizo, José García Andrino, Pascual García Gascón, Emilio García Pilo, José Gil Sánchez, Leopoldo González Gragera, Zacarías González Vello, Juan Gordo Fontanilla, Manuel Gragera Corcho, Ramón Guerrero Gutiérrez, Ángel Hernández Santos, Constantino Hurtado Rubio, Lorenzo Márquez Mayo, José Mirón López, Alejandro Monsilla Romero, Bartolomé Montoya Menarro, Claudio Morales Boyer,  Sebastián Morales Boyer, Florencio Moreno Trejo, Agapito Rodríguez de la Cruz, Diego Rodríguez Rovira, Basilio Sánchez Cordero, Pedro Sánchez García-Blázquez, Isidoro Santos Barroso, Victoriano Solís Medina,  Antonio Vázquez Pascual, José Vega Cornejo, Manuel Zurdo Pérez, Bartolomé Collado Ramírez, Carlos Díaz García, Marcos Falconé Salguero, Juan Orantos Cid, José Pereira Patilla, Florencio Villa Pérez, Julián Calzado Notario, Miguel Pérez Oñiveniz, José Bizarro Gallego, Manuel Tamayo de la Roca, Miguel Vázquez Benavente, Francisco Masa Muñoz, Francisco Muñoz Chago, Cipriano Rodríguez Jarillo, Manuel Lagoa Gómez, Manuel Campini Fernández, José Carretero Sánchez, Justo Rodríguez Seguín. Datos obtenidos de Francisco Espinosa Maestre (La columna de La muerte)