Esta es la historia familiar desconocida hasta ahora del rapero, autor de letras contra el Rey y Franco, y a favor de grupos terroristas.
Rafa Martí @rmartid. Fuente: El Español
La madrugada del 18 de octubre de 1944, la 204 división maquis penetró en el Valle de Arán con el objetivo de reconquistar España. Alrededor de 4.000 guerrilleros comunistas organizados en 211 brigadas entraron por diferentes pasos de montaña para izar de nuevo la bandera tricolor republicana. La invasión tomó por sorpresa al ejército franquista y varios pueblos cayeron sin apenas resistencia. Sin embargo, la 410ª brigada maqui no sabía lo que le esperaba en el pueblo de Les Bordes. Allí, la 2ª Compañía del Batallón “Albuera” se hizo fuerte en la plaza y se enzarzó en un crudo combate con la guerrilla. Superada en número, parte de la Compañía se rindió. La otra escapó. Entre los que huyeron estaba su comandante, un joven teniente llamado Andrés Rivadulla Buira y uno de los secretos mejor guardados del rapero condenado Pablo Hasél.
Después de una investigación entre decenas de documentos, libros de historia y conversaciones con expertos en la materia, EL ESPAÑOL ha descubierto que Pablo Hasél -cuyo nombre real es Pablo Rivadulla Duró- es nieto del teniente Andrés Rivadulla Buira, uno de los militares más sonados en los combates entre el ejército de Franco y los maquis en octubre de 1944 en el Valle de Arán.
En la actualidad, Hasél puede convertirse en el primer rapero de la España democrática que entra en prisión. La Audiencia Nacional le dio de plazo hasta ayer, 12 de febrero a las 20:00, para hacerlo voluntariamente, pero él se niega. “Tendrán que venir a secuestrarme”, dijo, en una muestra más de un carácter desafiante que viene de lejos.
El tribunal lo condena por haber enaltecido, entre otros delitos, a grupos terroristas como Al Qaeda, Terra Lliure, el GRAPO o la Fracción del Ejército Rojo (RAF). Sus letras y tuits han disparado contra la policía, el franquismo, los fascistas o el rey. Y también han ensalzado a personajes como Manuel Pérez Martínez, secretario general del PCE, y contra cuyos camaradas se lió a tiros su abuelo, el teniente Rivadulla, en el Valle de Arán.
¿Quién le diría al teniente Rivadulla, en aquel otoño de 1944, que su nieto Pablo sería el epicentro de un terremoto político que va desde el vicepresidente Pablo Iglesias hasta cientos de artistas y personajes del mundo de la cultura que piden su absolución? Pero, sobre todo, ¿quién le diría que su nieto sería condenado por apoyar, precisamente, a los herederos de quienes quisieron quitarle la vida en las calles de Les Bordes?
Andrés Rivadulla Buira se graduó como alférez provisional de la 16ª promoción en la Academia Militar de Ávila, poco después del final de la Guerra Civil, el 28 de mayo de 1939. Salió como teniente de la Academia de Guadalajara de Transformación de Oficiales, y se incorporó a la 42ª división de Cazadores de Montaña Urgel en agosto de 1943. En concreto, al Batallón “Albuera”.
Un año después, el 29 de agosto de 1944, Rivadulla salió hacia el Valle de Arán. Lo hizo al mando de la segunda Compañía del Batallón, formada por un centenar de hombres con el encargo de defender el punto estratégico de Les Bordes. Rivadulla tenía 24 años.
Invasión maqui
Han pasado 77 años desde los hechos. Pero los signos que dan testimonio de lo que allí ocurrió siguen intactos. La iglesia de Les Bordes todavía conserva los agujeros de los balazos que Rivadulla y sus hombres intercambiaron con los maquis en una lucha sin cuartel que se saldó con 15 muertos entre los dos bandos.
Desde su llegada el 3 de septiembre, Rivadulla y sus soldados se encargaron de labores de reconocimiento, del envío de informes a los mandos y de preparar la defensa del pueblo. Los maquis, guerrilleros comunistas compuestos por exiliados republicanos en Francia e internacionalistas de otras nacionalidades, se habían hecho fuertes como organización en los escurridizos valles del Pirineo. Las escaramuzas estaban al orden del día.
Lo que estaba por llegar era el resultado de meses de preparativos del PCE y la Unión Soviética: la Operación Reconquista de España. Los maquis, equipados con buenas armas, tenían el objetivo de invadir la península, proclamar la Tercera República y conseguir el control del Estrecho de Gibraltar y una salida al Mediterráneo para la URSS.
La primera fase del plan era adentrarse en el Valle de Arán y tomar su control antes del invierno. En 1944, el túnel de Viella estaba en construcción y el único acceso al Valle era el escarpado puerto de la Bonaigua que, con la nieve, aún hoy, es inaccesible. De esta forma, el Valle quedaría aislado y allí se instalaría una base de operaciones y el germen del tercer régimen republicano.
Los guerrilleros maquis intentaron controlar los pueblos estratégicos de Les Bordes, Viella y Salardú.
Los guerrilleros maquis intentaron controlar los pueblos estratégicos de Les Bordes, Viella y Salardú. Montaje: Jorge Carbajal / El Español
Les Bordes era uno de los tres puntos estratégicos para controlar el Valle, junto a las poblaciones de Viella y Salardú. Por ellas transcurría el río Garona y la única carretera, esencial para el abastecimiento y la comunicación de las tropas. Rivadulla y los suyos no recibieron respuesta a sus informes, mientras sentían la respiración de los maquis en la espalda. Estos llegaron por sorpresa en la madrugada del 18 de octubre.
Dura resistencia
El historiador Daniel Arasa, en su libro Años 40: los maquis y el PCE, relata así la batalla: “‘Hacia las cuatro de la mañana empezó el tiroteo -explican Baldomero Rodríguez y su esposa, estanqueros del pueblo y propietarios del edificio desde el que los maquis disparaban contra sus adversarios- ya que la Guardia Civil y parte de las tropas se niegan a rendirse’”.
“La mayor parte de la compañía, sorprendida en las casas en las que residía, se rindió a los guerrilleros, pero una parte de la tropa sigue luchando. El combate se produce en la minúscula plaza mayor del pueblo. Desde el barestanco-zapatería disparan los maquis, mientras en dos viviendas situadas enfrente resisten el teniente Rivadulla, el sargento y varios soldados y guardias civiles.”
“Los maquis lanzan contra sus adversarios bombas incendiarias desde la casa, pero cuando uno de ellos intenta lanzar otra, el sargento del Ejército le disparó, hiriendo al maqui. La bomba que este tenía en su mano se estrelló contra el propio balcón de la casa en que estaba, que se incendió, quedando totalmente destruida”.
Los datos cotejados con el relato de otros historiadores, señalan que se rindieron unos 80 hombres. Sin embargo, la lucha de Rivadulla y de los pocos que resistían a su lado se alargó todo el día 18. El mando envió refuerzos pero fueron repelidos. “Muchos de los soldados de refuerzo se perdieron en los bosques y fueron capturados por la guerrilla”, dice el coronel de Artillería retirado e historiador Fernando Martínez de Baños en conversación con EL ESPAÑOL.
Por la noche, superados en número y sin apoyos a la vista, Rivadulla, el sargento -llamado Gestal- y los soldados y guardias civiles que quedaban con ellos, se descolgaron por las ventanas de una de las casas en las que se atrincheraron hacia el río Garona. Desde ahí huyeron a pie tres días por las montañas nevadas hasta llegar a Salardú, donde se reunieron con otras tropas de la división el 21 de octubre. En Salardú, las tropas divisionarias habían repelido la invasión con una ametralladora emplazada en el campanario de la iglesia del pueblo.
Según relata Ferran Sánchez Agustí en Maquis y Pirineos: la gran invasión (1944-1945) el tiroteo de Les Bordes se saldó con la muerte de seis maquis, siete soldados y dos guardias civiles del Cuerpo de Carabineros. Dos de los maquis eran rusos asiáticos. Los propios lugareños construyeron los 15 ataúdes y el rector ofició el funeral.
Granada de mano
A su llegada a Salardú, Rivadulla y los suyos se recuperaron de la refriega. Apenas un día después, el 22 de octubre, se produjo un episodio que “solo puede comprenderse en un contexto de guerra”, explica Martínez de Baños. Rivadulla entró en el bar de Betrén, un pueblo entre Viella y Salardú, en estado de ebriedad y con una granada en la mano.
Se había dirigido allí con algunos soldados. La versión de Sánchez Agustí es que jugaba con la granada. La de Martínez de Baños es que entró en búsqueda de un maqui que sospechaba que se escondía en el bar. Sea como fuere, los nervios y el alcohol le jugaron una mala pasada. La granada explotó dentro del bar y se llevó la vida de un agente forestal aranés e hirió a varios de los presentes, entre ellos, el propio Rivadulla.
Sánchez Agustí explica que el abuelo de Hasél fue evacuado en una ambulancia por el puerto de la Bonaigua pasando por territorio del maqui, en “un viaje de película”. Martínez de Baños dice que el teniente “pedía morfina a gritos”. Tenía heridas en las manos, la frente, la pierna izquierda y el tímpano derecho perforado. Fue atendido en un hospital provisional en Sort e ingresado definitivamente en Lérida el 24 de octubre. Allí se repuso de las heridas hasta el 29 de diciembre.r
Rivadulla fue sometido a un consejo de guerra, según relata Sánchez Agustí, aunque se saben pocos detalles de ese proceso. Su vida continuó sin grandes sobresaltos en Lérida hasta el día de su muerte. El nombre de Andrés Rivadulla Buira aparece en varios documentos oficiales administrativos y militares que dan fe de su carrera en el Ejército, donde alcanzó el rango de teniente coronel.
En 1957, ya siendo capitán de Infantería, fue destinado al Regimiento de Cazadores de Montaña número uno. En 1958, recibió una ayuda para la escolarización de su hijo mayor José Pablo Rivadulla Gracia. En 1960 pasó a situación de “disponible voluntario” en la cuarta región militar, con residencia en Lérida. En 1966, ya aparece como comandante de Infantería. En septiembre de 1967, concedieron a su hijo José Pablo una plaza en la Residencia de Estudiantes “Muñoz Grandes” de Barcelona. En 1980 ya era teniente coronel de Infantería. El 4 de marzo de ese año causó baja en el destino civil que ocupaba en el Ministerio del Interior, en la Jefatura Local de Protección Civil de Lérida y pasó a la situación de Expectativa de Servicios Civiles. Su paso a la reserva activa fue en 1981. Moriría poco después, como atestigua un Boletín Oficial de Defensa de febrero de 1985, en el que se señalan prestaciones a su viuda, Marina Gracia Gan.
Al tiempo que disminuía su actividad en el Ejército, Rivadulla desarrolló pequeños negocios en el sector agropecuario, específicamente, en la alimentación de animales. Su nombre consta en diferentes registros empresariales desde, al menos, 1977, y en publicaciones de ferias o de su sector. Registró empresas como Aproalfa S.A., junto a su socio Francisco Porta Vilalta, y Construcciones Pecuarias, S.A., con las que tuvo un notable éxito.
El teniente nunca conoció a su nieto Pablo, nacido en 1988. Tenía un hermano llamado Pedro Rivadulla Buira y su padre fue el teniente coronel de la Guardia Civil José Rivadulla de Arellano, “muerto en acción de guerra”.
Familia conocida
Establecer la conexión entre el teniente Rivadulla y Pablo Hasél fue posible a través de la esquela de Marina Gracia Gan. Ella fue la esposa del teniente y también abuela de Hasél. La nota se publicó en el diario Segre el 24 de marzo de 2017, y al año siguiente, en el primer aniversario de su muerte. Esta señala que Marina Gracia Gan fue viuda de Andrés Rivadulla Buira, y que tuvieron siete hijos: José Pablo, Merche, Andrés, Marina, Pedro, Ignacio y Mamen. Ignacio es el padre de Hasél.
El padre del rapero, Ignacio Rivadulla Gracia, fue presidente de la Unió Esportiva Lleida, el principal club de fútbol de la ciudad. También es el propietario de empresas de control de plagas y desratización de edificios. La tía de Hasél, que aparece como Merche en la enumeración de la esquela, es Mercè Rivadulla Gracia, exdiputada de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados.
Mercè se casó en Madrid con un responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) con el que tuvo dos hijos. Trabajó como abogada laboralista y se comprometió con la causa internacional palestina a través de diferentes iniciativas. Después de un periodo en México, trabajó como profesora en Lérida. Más tarde, se incorporó a la extinguida facción de Izquierda Unida en Cataluña, Iniciativa per Catalunya / Els Verds y fue miembro del Congreso entre 1993 y el 2000.
Los acontecimientos que involucraron al teniente Rivadulla en la invasión maqui del Valle de Arán no cambiaron el curso de la historia. Como explica el historiador Martínez de Baños a este periódico, los maquis “podrían haberse hecho con Viella”, la capital del Valle. Pero dudaron. Los defensores simularon con tuberías que tenían piezas de artillería. Cuando los guerrilleros se enteraron de los refuerzos que enviaba el Capitán General de Cataluña, el general José Moscardó, esta vez con artillería de verdad, “desaparecieron de la noche a la mañana”.
Pero si no cambiaron la historia, aquellos sucesos se recuerdan como uno de los combates más duros de la invasión maqui del Pirineo. 77 años después, con el polvo encima de los libros de historia y los relatos de unas vivencias poco imaginables, Pablo Rivadulla Duró, alias Hasél, se enfrenta a 9 meses de cárcel que podrían convertirse en dos años y medio haberse negado a pagar las multas. Todo por defender con vehemencia -delictiva, según el juez- la ideología de a quienes su abuelo se enfrentó una madrugada de 1944.